La observación, por parte de padres y profesores, de los hábitos visuales del niño suele ser decisiva para detectar posibles problemas de visión.
Algunos posibles síntomas pueden ser:
- En algunos momentos, desvía el ojo.
- Lee muy despacio y ha de señalar con el dedo.
- Vocaliza cuando lee en silencio.
- No sabe explicar lo que ha leído.
- Le duele la cabeza o le pican los ojos cuando mira de cerca.
- Cuando lee o escribe ve borroso o doble.
- Cierra un ojo o lo tapa a veces.
- Escribe con la cara pegada al papel.
- Inclina la cabeza cuando estudia o ve la televisión.
- Cuando lee, mueve la cabeza en lugar de mover los ojos.
- Escribe hacia arriba y hacia abajo con letra irregular.
- Se pierde cuando tiene que mirar la pizarra y la mesa, o cuando copia en la libreta.
- Tiene dificultades cuando hace deporte, lee o escribe.
- Invierte las letras (b-d, p-q).
- Se acerca mucho a los libros.
- Cuando lee, se salta palabras o líneas enteras; también lee dos veces la misma línea.
- Pierde fácilmente la atención y distrae a sus compañeros.
Si has contestado de forma afirmativa de 3 a 5 síntomas, tu hijo puede tener un problema visual. Deberías considerar que su visión fuese evaluada por un optometrista. Y si está especializado en Optometría Comportamental o de Desarrollo, mucho mejor. Siempre es muy positivo revisarle de forma habitual y prevenir para que su aprendizaje transcurra con la normalidad de su edad.