Las gafas de nieve son un accesorio imprescindible en nuestro equipamiento y al que muchas veces no prestamos la suficiente atención. Hay muchos tipos distintos de gafas y niveles de protección que es muy importante conocer para elegir el tipo de gafa que mejor nos proteja. No hay que olvidar que al esquiar el sol se hace mucho más potente al reflejar contra la nieve y llegarnos mucha más radiación. El uso de unas gafas no adecuadas puede acarrearnos lesiones oculares e incluso pérdida de visión.
Una exposición continuada o intermitente sin gafas a la nieve y el sol tiene efectos acumulativos en la córnea y suele ser origen de lesiones oculares que pueden aparecer en un futuro próximo. Hay que tener en cuenta que hasta los 12 años la pigmentación de los ojos no se ha completado. De ahí la importancia de que los niños lleven siempre gafas de sol que les proteja.
Está muy extendida entre los esquiadores la equivocada costumbre de prescindir de las gafas a primeras horas del día o en los días nublados, sin tener en cuenta que los rayos ultravioleta son particularmente virulentos en las estaciones de esquí. Su intensidad aumenta un 7% cada 500 m. de altitud y hasta el 50% en zonas como las zonas de descanso de las cafeterías de las estaciones, solárium improvisados y generalmente con orientación sur.
Cómo elegir las gafas de sol
La compra de unas gafas no debe basarse en modas o criterios estéticos. Lo primero que debemos comprobar es que ostenten la marca Comunidad Europea (CE), que nos indicará que tienen 100% de protección UV. Conviene tener en cuenta que el 70% de las gafas incumple la normativa. Entre ellas se encuentran los modelos que se pueden adquirir a bajo precio en los mercadillos.
Tras elegir el modelo -ya sea de estética urbana o deportivo; tipo máscara, de uso en caso de ventisca, o glaciar, con lentes redondas y protecciones laterales (sólo para alta montaña)-, hay que comprobar que se adaptan a la cara sin comprimir la nariz y garantizan un amplio campo visual. En caso de usarlas con casco no debe existir ningún paso de aire por los lados o por la frente.
Finalmente, debemos prestar atención al material empleado en su fabricación, desechar aquellos modelos que se astillen con una caída o choque y elegir los cristales orgánicos a base de resinas y las monturas de plástico semiflexible.
Tipos: Deportivo, máscara y glaciar.
Norma: La norma europea CE EN174 clasifica los tintes de pantalla en cinco categorías, según filtren de mucho a poco la luz transmitida.
Categorías: S4 (muy oscuro. Alta montaña); S3 (oscuro, buen tiempo); S2 (claro, tiempo cubierto); S1 (muy claro, mal tiempo); S0 (transparente, para la noche)
Rayos UV: Todas las gafas deben filtrar el 100% de los ultravioletas UV.
OTG: Algunas gafas llevan la mención OTG (Over The Glasses). Tienen una profundidad mayor para ajustarse a la mayoría de monturas.
Las gafas de sol convencionales, las de varilla, suelen ser más estéticas que las tradicionales gafas de ventisca y son la opción elegida por muchos esquiadores. No obstante, muchas de estas gafas, no suelen ofrecer la protección contra los rayos solares adecuada ni nos librarán del viento en los ojos a la hora de descender. Ni que decir tiene que en caso de ventisca, estas gafas son completamente inservibles. Además, en caso de caída, son mucho más vulnerables que las gafas de nieve.
Las gafas de ventisca son de gran tamaño, con un único cristal, habitualmente de plástico para evitar daños en las caídas, con mucha mayor amplitud de visión que las gafas de varilla, mayor sujeción y con mejor adaptación a nuestra cara y nariz. Estas gafas nos protegen de los rayos ultravioletas al mismo tiempo que nos libran de la dolora sensación de miles de cristalitos clavándose en el rostro en caso de ventisca. Descendiendo nos aislarán del viento en los ojos, evitando la molesta sensación que nos dan las gafas de varilla al bajar a gran velocidad.
El primer elemento a tener en cuenta a la hora de comprar una gafa de nieve es el tipo de pantalla. Las hay de pantalla simple y de pantalla doble. Las gafas de pantalla simple cuentan con un tratamiento antivaho sólo por la cara interna, mientras que las de pantalla doble dejan un espacio de aire entre las dos pantallas para evitar la formación de vaho.
El tinte del cristal también varía en función de la intensidad luminosa para la que estén diseñadas. Según la normativa EN 174:2001, los cristales se clasifican según el nivel de protección que ofrecen, de la siguiente manera:
S0: estético, protección muy baja.
S1: Luminosidad solar débil.
S2: Luminosidad solar media.
S3: Luminosidad solar fuerte.
S4 : Luminosidad solar excepcional.
En función de este nivel de protección solemos encontrar los siguientes tipos de cristales:
Pantalla de tinte claro: únicamente para días nublados, suelen tener una protección entre S1 y S2. De ninguna manera debemos usarlas un día soleado.
Pantalla de tinte oscuro o de espejo: especialmente diseñadas para poder esquiar con ellas en condiciones de alta luminosidad. Normalmente estas gafas suelen incluir otro cristal de tinte claro para cambiarlo en días nublados.
Pantallas fotocŕomaticas: para un uso polivalente, el cristal se oscurece o aclara en función de la luminosidad que exista. Son las más caras de todas.
La opción más extendida entre los esquiadores son las gafas de ventisca de tinte oscuro o espejo con una protección S3. Este tipo de gafas son óptimas para la mayoría de días en la nieve. Se pierde visibilidad en días de niebla muy cerrada, en los que se puede cambiar el cristal por el secundario de tinte claro que suelen incluir. No obstante, se puede esquiar con ellas sin problema en días poco soleados.
Las gafas de nieve no están diseñadas como protección contra choques violentos ni contra objetos duros o punzantes. Están únicamente concebidas para proteger del viento, la nieve y los reflejos. Para su mantenimiento se debe tener especial cuidado en no frotar porque se podrían rallar. Hay que tener especial cuidado al pasar por cañones de nieve en funcionamiento que nos dejen polvo de nieve en las lentes. Este polvo se hiela con mucha rapidez y al frotar estropearemos las gafas al arañar todo el tinte de las lentes, dejando las gafas inutilizables. Lo mejor es aguantar con las gotas de agua a punto de helar, parar en alguna cafetería de la estación y con tranquilidad usar aguar y algo de jabón para su limpieza. Para secarlas se puede usar un trapo de algodón o la funda de micro fibra que suelen incluir. Las garantías de las gafas no cubren las ralladuras, así que hay que tener mucho cuidado
Por último, para su conservación, es recomendable guardarlas en su estucho o funda. Revisar las pantallas antes del comienzo de la temporada o después de una caída y sustituirlas cuando hayan sufrido algún daño o estén deterioradas por desgaste o suciedad. No se deben usar para conducir por carretera.