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El uso de las lentes de contacto en la adolescencia
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¿Es aconsejable el uso de lentes de contacto? ¿Qué beneficios puede aportar?

Su propia imagen durante la adolescencia se convierte en algo trascendental para ellos. Además, ya no son niños, por lo que son capaces de asumir ciertas responsabilidades. Por ello, es una etapa idónea para la utilización de las lentes de contacto.

El uso de las lentes de contacto o lentillas les aporta libertad para las actividades físicas. Al no tener monturas, las lentes de contacto no limitan la visión lateral o periférica, ampliando su campo visual. Por tanto, es ideal para la práctica de deporte o de cualquier tipo de actividad física.

El mantenimiento de las lentillas resulta sencillo en esta edad. El mundo de las lentes de contacto se ha desarrollado tanto que su mantenimiento no requiere complicaciones. Tan solo necesitan un portalentes y una solución. Asimismo, existen en el mercado las denominadas “lentes desechables” que no necesitan ningún tipo de mantenimiento, ya que se descartan al final del día.

Algunos estudios demuestran que el riesgo de tener un problema ocular se multiplica por cinco con las lentes de uso prolongado frente a las de reemplazo diario, destacando infecciones por bacterias de la superficie ocular debido a la falta de higiene al manipular las lentes, que provocan pérdida de agudeza visual y que requieren la inmediata retirada de las lentes de contacto, un tratamiento para combatir la infección y un tiempo de recuperación para que la córnea se regenere. Por ello, los optometristas recomendamos el uso de lentes de reemplazo frecuente frente a las de uso prolongado.

Otra ventaja de las lentes de contacto es que proporcionan una visión más natural que las gafas, ofreciendo una mejor percepción de profundidad y un menor nivel de distorsión. También se evitan los incómodos reflejos en la superficie de las lentes.

Los riesgos son prácticamente inexistentes y utilizar lentes de contacto resulta muy seguro si la persona respeta las indicaciones de su optometrista, en cuanto a las pautas de mantenimiento y reemplazo. De este modo, se consigue minimizar el riesgo de infecciones y otros problemas oculares.

Las principales complicaciones que pueden derivarse de un mal uso o mantenimiento de las lentillas son conjuntivitis papilar gigante (proceso inflamatorio no infeccioso), sequedad ocular u otras más graves, como la hipoxia (falta de oxígeno), que provoca la muerte de las células corneales, o la infecciones por acanthamoeba, generalmente por un mal uso. Se recomienda no abusar de horas de uso de las lentillas, así como utilizar productos específicamente diseñados para su higiene y mantenimiento.

Hoy en día hay lágrimas y acondicionadores que mejoran la humectación de la superficie de las lentes de contacto para que sean más cómodas de llevar. Hay que cuidar mucho la higiene y evitar utilizar agua o saliva como alternativa de urgencia para limpiar la lentilla si se cae al suelo.

Además, es aconsejable que todos los usuarios de lentes de contacto visiten semestralmente al optometrista y acudan al oftalmólogo por lo menos una vez al año.

Actualmente, los avances superan la intolerancia a las lentes de contacto de muchos usuarios. Los especialistas han analizado los principales avances en la contactología, principalmente orientados a dar respuesta a personas con intolerancia a las lentillas.

Entre estos avances destacan las lentes esclerales, para usuarios con córneas irregulares –que no sostienen bien las lentes tradicionales– o para pacientes con ojo seco, a los que el uso de lentillas les irrita la córnea.

El avance que presentan estas lentes es que su diseño en forma “de capuchón” las mantiene paralelas a la córnea, sin tocarla, desplazando el punto de apoyo al perímetro de la lentilla, que descansa sobre la esclera (la parte blanca contigua a la córnea, que carece de sensibilidad). Además, entre la córnea y la lente se coloca una lágrima artificial que lubrica constantemente la superficie ocular. Las lentes esclerales corrigen defectos refractivos, pero además evitan el trauma mecánico ya que protegen la superficie, actúan como lentes terapéuticas al mejorar el ojo seco, y pueden retrasar la necesidad de trasplante por queratocono (adelgazamiento de la zona central de la córnea que produce astigmatismo irregular y que es la primera causa de trasplante corneal en pacientes jóvenes).

En definitiva, el uso de lentes de contacto permite a los adolescentes y jóvenes una mejor visión y disfrutar de una mayor autoconfianza.

   Fuente: Salud Ediciones y Oftalmedic

 

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